
QUE PASA SIN MORDAZA Y SIN MIEDO 18 al 24 de junio 2004
Leonel González
Para lograr el ideal de una sociedad unida con lazos de justicia y armonía entre los pueblos, donde se excluya totalmente el desequilibrio clasista y donde se logre el desarrollo armonioso de todas las capacidades mentales y físicas de los individuos que la conforman, sin distingo de razas o condiciones económicas, es claro que se debe pasar por luchas muy intensas, presiones e incluso ruptura del estatus quo generado por la ideología dominante donde se encuentran, hoy por hoy, basada en todas las interconexiones institucionales y gubernamentales.
Quienes profesan y dirigen esta ideología del mal, en su afán por enriquecerse egoístamente y utilizar las tierras y Naciones del mundo como medio para complacer sus deseos, no aceptarán otra manera de entender al hombre, al mundo ya la vida, por lo tanto, se hace inevitable la llamada Revolución, la cual no es más que el enfrentamiento de dos corrientes ideológicas diametralmente opuestas. En este punto, es propicio entender cómo, las genuinas luchas revolucionarias, no consisten en una matanza sin sentido, ni una oposición irracional y caprichosa contra las leyes establecidas por la sociedad.
La verdadera lucha por la libertad se da en la mente de cada individuo, cuando experimenta un despertar a un cambio social acompañado de un deseo imperioso de lograr el beneficio de los demás, olvidándose por tanto, de sus propios intereses y estableciendo como prioridad los ideales de la patria bonita que sueña y vive en lo más profundo de su razón. Esto fue en esencia, lo que caracterizó a los grandes libertadores y revolucionarios del mundo.
Precisamente, si de verdad queremos ser emancipados, busquemos la raíz de esta Libertad en el conocimiento exacto y objetivo de los ideales de nuestros libertadores. Los venezolanos contamos con el profundo pensamiento bolivariano para lograr la meta del conocimiento ideológico patriota y libertario. Bolívar, proyectándose visionariamente sobre el estado de los pueblos dijo: "moral y luces son nuestras primeras necesidades" y "un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción".
Después de entender esto, nuestras mejores armas no serán la violencia y la destrucción sino las ideas claras son de igualdad y amor entre hermanos y la proclamación, sin miedo y sin mordaza, de los claros principios de libertad en su más profunda esencia. Permitamos pues "que nuestra voz se haga disparo" y unámonos para lograr la verdadera Revolución para este tiempo, aquella donde los sueños se hacen realidad, donde los países se transforman en el ambiente perfecto para desarrollar la sociedad que todos queremos.