El valor de la palabra

QUE PASA SIN MORDAZA Y SIN MIEDO 09 al 15 de julio 2004

Leonel González 

Uno de los grandes y graves problemas enfrentados por las sociedades modernas es la falta de valores. Esta situación es el resultado de la convergencia de muchos factores pero, sin lugar a dudas uno de los más destacables es la implantación de un sistema de gobierno en el cual el materialismo ha suplantado de manera paulatina, pero muy severa, al humanismo, manteniendo sin embargo, una fachada o forma de piedad y de beneficio social. A esto se le ha mal llamado diplomacia o política. En estos sistemas de gobierno imperantes en el mundo, todos los procesos donde el hombre puede cultivar rasgos nobles de carácter, se comercializan volviéndose estrategias de campañas políticas o mediáticas perdiendo de esta manera su esencia ennoblecedora y libertaria. 

Los dirigentes políticos en su afán de enriquecerse, no pudieron entender que este sistema neoliberalista le impediría a las sociedades la formación de costumbres o surcos mentales que poco a poco le dieran cabida a nuevos y nobles rasgos de personalidad, donde el servicio por los demás, el olvido de sí mismo y el amor a quienes lo rodean, se convirtiera en la base de toda conducta o vivencia diaria. La vieja política no llegó a entender que la falta de estos valores producirían un proceso de rompimiento del status quo y lo que es más grave, la aparición de un flagelo social encabezado por el egoísmo y el desamor por la patria y los problemas sociales. 

Hoy, con el nacimiento de un nuevo modelo del sistema de gobierno en Venezuela donde, por lo menos en sus inicios, se retoman los valores culturales, los pensamientos de los grandes ideólogos venezolanos y mundiales, la preocupación por la difusión y valorización de las experiencias del pueblo y el rescate de las culturas pioneras de nuestros ancestros patriotas, así como también el sabor por la experiencia propia de nuestro saber autóctono y legendario. 

Sin lugar a dudas, dentro de todos estos principios retomados por el naciente sistema de gobierno uno de los más importantes ha sido el valor de la palabra. Se le ha devuelto a este el soporte confiable de un significado coherente y tangible aplicado a la realidad ya la praxis social diaria. Esto quedó demostrado cuando con mucha propiedad el mismo presidente da un mensaje de respeto y de grandes valores sociales y amor por una causa patriota al aceptar con alegría e inteligencia, ir a un referendo tal como lo había prometido. 

Aprovechemos este momento de reavivamiento social del verdadero humanismo y valor por la palabra, para cultivar de manera individual un espíritu fervoroso y de servicio por los demás, olvidándonos de nosotros mismos al proyectarnos hacia una noble causa, a saber la patria bonita de nuestros sueños humanísticos.

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